Capítulo 14
Ángel de la guarda, dulce compañía.
No me dejes sola ni de noche, ni de día.
Que me perdería.
Su oración llegó hasta mí. Había
elegido cambiar su pasado y, aunque me dolía pensar en ello, quizás para
Daniela era la mejor opción. Al llegar me observó con sus hermosos ojos,
durante un buen rato no dijo nada, atemorizada por mi reacción.
- Lo he pensado mucho, Dariel. He visitado a todas
las personas que han influido en mi vida para bien o para mal, he hablado con
ellos y hay algo que deseo cambiar.- Susurró, con profundo pesar en su voz.
- ¿Cuál es tu decisión?
- No quiero enamorarme de
Miguel.
- ¿Por qué me pides eso? –
Intenté no quejarme, pero no pude evitarlo. Daniela me estaba pidiendo mucho y
yo sólo era un Ángel desde hacía trece años. - Ese momento te pertenece tanto a
ti como a mí porque fui yo quien luchó por tu vida. Me dieron mis alas de Ángel
porque salvé tu vida cuando ya nadie confiaba en tu recuperación. Yo me pasé horas
operando tu maltrecho cuerpo para devolverte a la vida y eres mi alma gemela,
Dani, no quiero renunciar a ti.
- Quizás es muy egoísta por
mi parte, pero debes entenderme; mi vida es la que estuvo expuesta, mis
vísceras las que tuviste que recolocar en mi interior. Esta cicatriz es un
recuerdo constante de ese momento, del miedo, de la soledad… Todo lo que viví
fue terrible y me convirtió en una víctima.
Durante trece años he sido un simple espectro de mí
misma, tú me has devuelto la vida, amor, pero no puedo seguir luchando yo sola,
estoy cansada, sólo quiero… avanzar.
- Se lo diré a mis
superiores, pero entonces no te llegaré a conocer Daniela y tú eres lo mejor
que me ocurrió en mis dos vidas.
- Perdóname, amor. No puedo
seguir cargando con esta cicatriz por el resto de mi existencia, sin ti no soy
lo bastante fuerte. Además ese momento afectó
también a la gente de mi entorno: mis padres, mis abuelos, mis tíos, mi
hermana… Todos ellos lo vivieron como la peor experiencia de su vida y si puedo
cambiarlo, lo haré.
Y está Miguel, soy la causante de su brote y no
quiero ser la razón de sus tormentos. Está encerrado en un Psiquiátrico y no
seré yo quien lo empuje hacia ese lugar.
Ya no quiero ser Julieta, tan sólo deseo ser Daniela.
Gracias por salvarme.
- Fue un placer, entiendo tus razones. – Le dije,
ella se acercó a mí, me acarició la mejilla con ternura.- Sé feliz, amor mío. –
La envolví con mis alas una última vez y me fui, con el corazón roto y al mismo
tiempo feliz por ella.
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