Hoy en “Tejedora” quiero hacer
una reflexión sobre una frase propia a la que últimamente no dejo de darle
vueltas:
La vida te da lecciones, aunque no quieras aprenderlas.
El sol la despertó a primera
hora de la mañana, el día no había hecho más que empezar y ella se sentía capaz
de cualquier cosa. Le había llevado mucho tiempo y esfuerzo aclimatarse a su
nuevo trabajo, a su nueva vida, a sus nuevas esperanzas de futuro. Durante años
había estado luchando por conseguir su sueño y en el proceso le habían cerrado
muchas puertas, algunas veces le había costado aceptar una negativa, otras lo
asumió como un proceso natural y, finalmente, estaba donde siempre había
soñado. Siempre había sabido que la vida era una maestra dar lecciones que,
personalmente, preferiría no tener que aprender. Hubo momentos en los que había
pensado en abandonar, ceder a la desesperanza y renunciar a su sueño. Por
fortuna, nunca lo hizo.
El trayecto, quizás, no había
sido sencillo y tal vez hubiera sido mejor ahorrarse unos cuantos desvíos o encontrar
algún atajo, pero visto en retrospectiva el camino ya no le parecía tan largo y
lleno de peligros; sino necesario para evolucionar, para aprender algunas
lecciones sobre la vida y sobre ella misma. En el proceso se había perdido, se
había encontrado, se había hundido y se había levantado. Con el tiempo
descubrió que la vida usaba esos trucos para hacer que mereciera la pena vivir.
Era probable que en su camino todavía hubiera algunos desvíos, seguramente la
vida le seguiría enseñando lecciones, pero estaba decidida a disfrutar del proceso.
Al fin y al cabo, Roma no se construyó en un día.
FIN
La razón por la cual quise
explorar esta frase es simple; en más ocasiones de las que debería siento como
si estuviera dando vueltas sobre una peonza y esos días me frustro, me enfado
porque anhelaría cumplir mis objetivos sin tener que luchar tanto por ellos. Mas
con la publicación de mi primera novela, me he dado cuenta de que el trayecto
hasta llegar, si bien ha estado lleno de curvas y virajes, me ha permitido
disfrutar muchísimo al cumplir mi objetivo. Seguramente la vida me seguirá
poniendo a prueba, lo hace con todo el mundo, pero estoy decidida a seguir intentándolo.
Desde “Tejedora” os ánimo a retomar
vuestros sueños más locos y luchar por ellos porque, si lo hacemos, estaremos
más cerca de conseguirlos. J
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