sábado, 14 de junio de 2014

Hoy en Tejedora escribiré un relato breve sobre Alano. Alano es un personaje que he usado en una de mis novelas, es un chico encantador y me apetecía mucho hacerle un homenaje. Tal vez un poco más adelante ponga un fragmento de la novela que coprotagoniza Alano y así sabéis un poquitín más sobre él.

     IRLANDA
     El ruido del exterior lo despertó, estaba cansado y le dolía todo el cuerpo; el día anterior había trabajado hasta tarde y esa mañana se encontraba agotado. Se incorporó de la cama y observó el mundo a su alrededor, nada había cambiado desde el día anterior y, sin embargo, sentía como si todo estuviera a punto de dar un giro de trescientos sesenta grados.
     Caminó hacia la ducha, como todas las mañanas, se dedicó a estar bajo el chorro de agua caliente quince minutos y caminó hacia la cocina. Se encontró a su perro, Thor, tumbado en el suelo, acarició sus orejas y le dio su desayuno. Caminó hacia su cocina, contempló el espacio a su alrededor y sonrió. Por primera vez en dos años añoró a su familia, a la chica que había dejado al irse y España. Irlanda había sido su hogar durante un par de años, quizás era hora de preparar la maleta y regresar a casa.
     Con este pensamiento, Alano se hizo el desayuno, puso la televisión, contempló las noticias y descubrió que esa noche era San Patricio. Habría muchísimo trabajo en el pub que trabajaba y tuvo que aparcar su idea de dimitir esa noche. Al fin y al cabo, McKeenan le había hecho un favor contratándolo cuando no tenía un duro y estaba recién llegado a la isla esmeralda. (Este McKeenan es pariente de otro de mis personajes, Ken de “Ariel y el asesino de mujeres”, mi primera novela recién publicada por la editorial Hades.)
     Después de desayunar sacó a Thor de paseo. El perro disfrutó de lo lindo, incluso ligó con una perra.


Ligar… hacía tanto tiempo que Alano no ligaba que estaba empezando a preguntarse si habría perdido su toque. Desde que se había dedicado a adelgazar y a ponerse en forma ninguna mujer se había resistido a sus encantos, salvo aquella a la que siempre había querido conquistar: Cleo. Lo curioso era que ella sí le había hecho caso cuando todavía era un chaval, más bien rellenito, y ninguna mujer le ponía los ojos encima.
Suspiró extrañando a Cleo, echaba de menos su compañía, su risa, la manera en la cual lo hacía sentirse más inteligente de lo que era.
Después de pasear a Thor caminó hacia el pub, al entrar vio el ambiente festivo y a McKeenan subiendo cantidades ingentes de Guinness desde el almacén.
A la hora de siempre McKeenan abrió el pub, el local se llenó de gente y Macky pronto se encontró en su salsa, saludando a todos, gastando bromas, contando chistes e invitando a rondas a la mayoría de los habituales. A Alano esa actitud de Macky no le sorprendía, sabía que era un tío con recursos económicos ilimitados; no es que Macky se lo hubiera dicho, pero Alano escuchaba a los clientes cuando McKeenan no estaba y le sorprendía el respeto con el cual se dirigían a él, incluso con varias copas de más encima.
La fiesta pronto empezó a caldearse, el pub se llenaba cada vez más y Alano disfrutaba del momento. Le gustaba el McKeenan´s en San Patricio, era un excelente lugar para divertirse y conocer gente. Se giró hasta Paddy, uno de los habituales, para ponerle otra Guinness y éste le señaló la puerta.
- Mira colega, eso sí es un tía buena. – Afirmó y después caminó hacia ella con decisión. Alano observó a la recién llegada y tuvo que estar de acuerdo con que era una mujer bellísima: pelo rojo, ojos verdes y mirada salvaje. Estaba entretenido admirándola cuando Macky agarró a Paddy del cuello y lo empujó contra la pared.
- A ella ni tocarla, Paddy, o te rompo los huevos. – Amenazó.- Ninguno de vosotros, os lo advierto. – Concluyó.
- Ethan, sé cuidarme sola. – Dijo la desconocida y todos se quedaron perplejos; nadie llamaba a Macky por su nombre, de hecho, Macky golpeaba a todo el que se atrevía.
- ¿Qué coño haces aquí, hermanita? – Rugió Macky.
- Divertirme. – Maeve caminó por el local, después se acercó a la barra y sonrió a Alano. – Una Guinness, soy Maeve, por cierto.
- Alano.
- Un nombre curioso.
- Soy un tipo peculiar.- Dijo.
- Ni tocarla o te arranco los huevos. – Amenazó Macky y después le dedicó una sonrisa. – Bueno, vale, a ti te dejo ligar con mi hermanita porque me caes bien.
- Alano sonrió, después se encogió de hombros y empezó a hablar con Maeve. La hermana de Macky era divertida, graciosa, le recordaba un poco a Cleo y tomó una decisión importante: podía quedarse un par de años más en Irlanda y, tal vez, enamorarse de la hermana de Macky.

FIN

Y esto es todo por hoy, sé que no es de los mejores “Tejedora” que he hecho, pero mi Musa se ha ido de Juerga que esta semana he tenido examen de alemán y he agotado todas mis neuronas preparándolo ;)
¡Hasta la semana que viene! J

     

No hay comentarios:

Publicar un comentario

La Noche

El cielo se oscureció, el alma que vagaba por la casa permaneció en silencio viendo como el sol se apagaba. Mucho tiempo atrás los habitant...