El fin de semana pasado fue el
congreso del PP y, por esa razón, he decidido que esta semana en Tejedora toca
una dosis de realidad; en vista de que nuestros políticos siguen proclamando
que España está mejorando.
Primero de
todo quiero mencionar que Rajoy en su discurso afirma que nuestro país está
mejorando gracias al esfuerzo de todos los españoles y eso es una gran mentira.
España mejora gracias al esfuerzo y el sudor de la clase media, cada vez más
ahogada, y la clase trabajadora, cada vez más hundida. Mientras las pequeñas y
medianas empresas dan el callo para salir adelante, las grandes empresas, los
banqueros y los políticos de marras siguen ganando sueldos que, sin duda,
solucionarían la pobreza de al menos dos o tres familias españolas.
Nuestro presidente es un cínico si piensa
que nos puede engañar. Si España fuera bien no habría casi cuatro millones de
niños en la pobreza, pasando hambre; si las cosas fueran como ellos las pintan
no se llenarían las oficinas del INEM con miles de personas cada día y, sobre
todo, las personas no seguirían sufriendo pensando que podrían ser los siguientes en engrosar la lista de parados.
Realmente, señor Rajoy, señor
Rubalcaba, señora Rosa Díez y señor Cayo Lara; por mencionar las cabezas más
visibles, dejen de decir sandeces y bajen a la calle. Si prestan atención a las
personas se darán cuenta de que en todas las caras hay angustia, hay arrugas de
preocupación en todos los rostros, incluso en los de aquellos más jóvenes,
porque la población sabe que estamos en el filo de la navaja y si nos
mantenemos es gracias a los abuelos que, con sus pensiones, están manteniendo a
sus familias.
Lo he
dicho anteriormente y no me canso de repetirlo, en nuestro país tenemos un
problema de deficiencia con nuestros políticos, la mayoría de ellos viven en
sus grandes casas, ayudando a sus familias, amigos, colegas y rescatando a los
banqueros, quienes no lo olvidemos, son los responsables de la situación actual
de España.
Nuestro
país es un negocio para unos pocos y una ruina para la inmensa mayoría de la
población y me enerva que los títeres de nuestros políticos se piensen que nos
pueden engañar con sus cuentos.
No, señores políticos, los españoles
no somos tontos.
Sabemos perfectamente que ustedes son
unos “comecuartos” que sólo se ocupan de sus propios intereses así que, háganse
un favor y de paso hágannos un favor a los españoles, dejen de contarnos
milongas.
Aquí no
hay un consenso para mejorar la situación si lo hubiera, en lugar de lanzar
dardos envenenados unos partidos hacia los otros, se arremangarían y se
pondrían a trabajar para solucionar los problemas.
Mientras
no haya políticos verdaderos y mientras los partidos sigan proclamando su
visión como la única viable, España se seguirá hundiendo. Llegará un punto en
el cual el umbral de lo que está bien y lo que está mal será muy fino, y las
personas pensarán que cruzarlo es fácil porque si tienen que alimentar a sus
hijos, a sus nietos, a sus padres, a sus abuelos, a sus sobrinos o a cualquier
ser querido; no les importará cruzar la frágil línea entre lo legal e ilegal.
España es
un polvorín y, como los políticos no presten atención, en cualquier momento
podría estallarles en la cara.
En fin,
hasta aquí, mi comentario de hoy. Últimamente me siento más periodista y
contestataria que nunca, en vista de que los periódicos y los periodistas que
están en activo siguen dorando la pila a los poderes políticos en lugar de
hacer lo que se supone que deben hacer, denunciar la situación crítica de
nuestro país. Hace años, cuando empecé periodismo, todavía creía en la prensa
como poder regulador, pensaba que el escándalo Watergate no era un caso
aislado.
Llámenme
ilusa, pero realmente creía que los periodistas podían ser apolíticos a la hora
de elaborar la información, aunque en privado votasen al partido que les diese
la real gana. Y yo, como periodista de vocación desde mi más tierna infancia,
me siento frustrada al ver cómo mi profesión queda denigrada a ser mercenario
de quienes ostentan el poder.
Una vez
más, publico la Novena de San Judas.
San Judas Tadeo, apóstol y mártir,
fiel intercesor de todos los que invocamos tu patronato especial. En tiempo de
necesidad a ti recurro, desde el fondo de mi corazón, y humildemente te invoco,
a ti San Judas, que cumples milagros y ayudas a quienes ya no tienen esperanza.
A ti, a quien Dios concedió ese gran poder para venir en mi auxilio. Ayúdame en
esta petición actual y urgente, a cambio yo prometo dar a conocer tu nombre y
hacer que otros te invoquen.
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