Ángela
Al cabo de un tiempo,
Niam se separó de Caleb.
- ¿Qué estamos haciendo?
Te vas a casar, Cal.
- ¡Mierda!
Yo te amo a ti, y te
amaré siempre.
¿No lo ves? Tú eres la
perfecta.
Estás hecha para mí, lo
has estado desde el momento de tu nacimiento.
Me perteneces y te pertenezco, nuestras vidas
están atadas con un vínculo inquebrantable, tú no has sido feliz en tu
matrimonio porque sabías que debías
estar conmigo.
- Ya es tarde para
nosotros... Te casarás con Rocío.
- No voy a ser feliz.
- Lo serás.- Niam
acarició el rostro de Caleb.- Porque te lo mereces.
No puedo reaparecer en tu
vida y romper una relación estable, con planes de matrimonio.
No merezco que me
perdones, amor mío, no después de lo que yo te hice. Te alejé de mi vida y no
me importó romperte el corazón.
Además, no creo que lo
nuestro funcionara. Mi corazón ya está roto.- Apoyó la mano de Caleb sobre su
pecho.- Y el tuyo... está muy inmaduro.- Apoyó su mano en el pecho de él.
- De acuerdo. – La miró.-
Si se rompe después del matrimonio con Rocío, pegaremos los pedazos de nuestros corazones y
serán de nuevo uno...
- Serás feliz con ella, te
dará lo que yo no puedo.
- Te seguiré amando.
Déjame que te recuerde siempre, como tú me dices a mí en “Recuerdos”.
- Siempre, te lo
prometo.- Despeinó su cabello negro y le dedicó una sonrisa tierna.
- Al cabo de un rato
empezaron con la entrevista.
Caleb observó
detenidamente a Niam, se percató de que había mejorado mucho en ese mes que
había pasado en Galicia. Hablaba con soltura, con seguridad, su voz delataba su
felicidad.
La misma que le había enamorado trece años
atrás.
Sonrió, hacía más de
cuatro años que Caleb no había visto a Niam tan llena de vida y de esperanza, contempló
su orgullosa barriga de mamá, y de pronto comenzó a amar a la niña. Caleb se
dio cuenta de que el bebe la llenaba de ánimos y pensó, que al menos, Ernesto
había hecho una cosa bien en todos esos años.
Le había devuelto a Niam
las ganas de luchar por algo.
Sintió ganas de llorar, lo sabía, Niam, era la perfecta.
Pero supo que nunca
podría alcanzarla.
Niam volaba más alto de
lo que él en sus treinta y seis años de vida, estaba por encima de la sociedad
en que vivían, por encima del resto del
mundo.
Su imaginación volaba muy
alto y alcanzaba cotas que el resto de la gente nunca llegaría a ver.
Por
eso la amaba tanto, quería llegar al universo de ella.
A
ese mundo en el que Niam era tan feliz.
La envidiaba, ella no jugaba con la
hipocresía, su ingenuidad hacía que no pudiera soportar el dolor, a veces se
escandalizaba por tonterías, como si la niña Niam no quisiera separarse de la
mujer.
Niam, sin embargo, se
sentía desgraciada por su peculiar carácter. Tenía que fingir quien no era
durante veinticuatro horas al día, durante trescientos sesenta y cinco días al
año y eso la llenaba de soledad.
Quería ser normal, no una
idealista desilusionada de sus ilusiones.
Después de una hora de
contemplarse y hacer la entrevista, ésta se terminó. Pero Niam no quería que
así sucediera, quería retenerlo con ella y decirle que tampoco a ella le
importaba Rocío si podía estar con él, pero se contuvo.
- Sabes, Cal, con esta
entrevista tan larga me vas a convertir en la periodista más popular.
Me has dado dos
exclusivas, tú que casi nunca hablas de nada.
- Quiero que asciendas
rápido, y más por el bebé que está de camino.- Acarició su barriga.- Hola
pequeña.- Se dirigió a Ángela.- Vas a ser tan fuerte y hermosa como tu mamá.-
Caleb permaneció con la mano en el abdomen durante un rato y al punto sintió lo
que le pareció un movimiento. – Creo que la niña me ha saludado.- Le sonrió.
¿Vendrás a la boda?
- Claro. No me perdería
ni por todo el oro del mundo verte a ti en chaqué.
Y como os he hablado del pedazo de paraíso que es mi pueblo, os pongo una foto de la playa para que veáis que no miento. Hasta el próximo "Tejedora"
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