miércoles, 25 de febrero de 2015

Ángela

Continúo con la publicación de "Ángela". En breves es probable que decida empezar a escribir otra historia, pero si queréis saber cómo termina el libro lo tenéis de acceso gratuito en "Bubok", por lo pronto, continuamos con la historia de Niam.

- Sí.
- ¡Es mi novela favorita!- Exclamó Nadia.- Me encanta esa frase que dice Déjame recordarte siempre.
- Eso me dijo él hoy... - Niam se quedó pensativa.
- ¿Quién?
- Caleb, Caleb Sánchez.
- Lo conocías de antes, debí suponerlo al ver la cara que pusiste cuándo te dije que era tu primer entrevistado…
-  ¿Puedo contarte un secreto, Nadia?
- Por supuesto.
- Recuerdos es autobiográfica. La empecé a escribir a los 18 años y narra mi relación con Caleb.
- ¿Con ese hombretón tan atractivo?
- Sí.
No puedo imaginarme cuánto lo voy a echar de menos... aquí estoy tan lejos de nuestras tertulias, de nuestras maravillosas tardes juntos, en compañía uno del otro.
- Dile que se quede.
- No puedo.
- ¿Lo vas a dejar escapar después de lo que te ha dicho?
- Me esperó durante doce años y ahora se va a casar, no sería justo entrometerme.
- ¿Casar? ¿Tú estás tonta?
¡Impide esa boda!
Un hombre como Caleb Sánchez no se encuentra por ahí.
- Lo sé,  Cal es mi verdadero amor, mi amor eterno.
- Con más motivo.
- No. 
Yo ya no creo en el amor y tengo el corazón... – se tocó el pecho.- roto.
- ¿No crees en el amor?
Tú escribes historias sobre el amor eterno.
- Sí, hasta que conocí a mi marido, estuve con él durante cuatro años de infeliz matrimonio, salvo el finde semana en que la hicimos a ella.- Se acarició el abdomen.- Mi pequeña Ángela.
Caleb... es como un niño en el amor. Sólo ha estado con dos mujeres, la primera a los veinticuatro años y era yo, la segunda, Rocío.
- ¡Tonta!
Si estás segura de que es él… haz algo…
- Ya es tarde para nosotros.
- Nunca es tarde si la dicha es buena.
- Te aseguro que sí.
Bueno vamos a trabajar o ese gruñón de Sergio me va a despedir.
-          De acuerdo.
¿Te apetece tomar un café conmigo después?
Creo que seremos buenas amigas.
- Me encantará y estoy segura de que seremos grandes amigas.- Niam le sonrió a la  Nadia.
Al cabo de un largo rato de silencio en el despacho la puerta se abrió y apareció Jorge.
En sus labios se dibujó una preciosa sonrisa y Niam sintió cómo se ruborizaba. Seguramente iba a pedir explicaciones sobre su encuentro con el novelista  Caleb Sánchez,  pensó que la iba a despedir. Al cabo del tiempo sintió que  temblaba como un junco y no conseguía  centrarse en la noticia.
- Jorge... tenemos la entrevista más grande a Caleb Sánchez y ella conoce a las grandes personalidades del mundo de la literatura.
Tal vez hasta que esté de cinco meses podemos enviarla de vez en cuando a Madrid a que entreviste a alguno de sus múltiples amigos, sería una tontería despedirla…
- No te metas en esto, hermana.
- Pero...
- Sigue con lo que estás haciendo o me veré obligado a plantearme si hice bien contratándote para mi periódico.
- De acuerdo.- Nadia miró a Niam y sintió una gran angustia.
Se había reencontrado con su mejor amiga de infancia, recordaba cuando jugaban a las muñecas y se decían todos sus secretos.
Ella supo que Niam no la había asociado con su mejor amiga de la guardería, pero no le importó.
Quería recuperarla y lo haría.
 No le diría en ningún momento nada sobre su pasada amistad y tal vez con el tiempo recordase al fin sus días en compañía de Nadia.
Niam siguió a Jorge en silencio hasta su despacho, tenía la cabeza agachada y sentía  a la pequeña Ángela agitarse incómoda en su interior. Abrazó fuertemente al Seabhac y pensó si le daría también en esta ocasión el valor que ella necesitaba.
Como si el Seabhac hubiera oído su pregunta un calor suave volvió a rozar su cuello y sintió Niam que el Seabhac cumpliría a rajatabla la misión que le habían encomendado tantos siglos atrás.
Niam se sentó de nuevo en ese despacho que le resultaba ahora tan familiar.
Lo había observado durante un largo rato mientras su ocupante hablaba por teléfono con una persona. La mesa enorme, el ordenador, las fotos de la infancia del atractivo Jorge, la estantería llena de libros de consulta, una foto de la imagen de la graduación en periodismo. Una figura de jade rosa de una antigua diosa Maya que había comprado en unas vacaciones en México. Un precioso jarrón que siempre tenía rosas de color blanco, la foto de un niño de unos siete años que dedujo que sería su hijo, la foto de una familia feliz y numerosa.
 El olor a tabaco que se confundía con el olor de rosas blancas y la foto de una hermosa mujer, la esposa del director.
Niam se mantuvo en silencio hasta que fue el propio Jorge quien se dirigió a ella.
Tengo que hacerte una pregunta, si no te importa.
- Claro.
- ¿Por qué no me hablaste de la relación que mantenías con Caleb Sánchez?
- No me parecía importante, en realidad él es mi amigo desde los 18 años, pero nada más. Si hoy nos has visto tan cariñosos es porque no sabía que estaba embarazada, se lo oculté a él y a todos.
- ¿Por qué no se lo contaste a Caleb si sois tan amigos?
- Estaba huyendo de mi marido. – Niam se encogió de hombros.  – Todo lo que hice, lo hice porque si Ernesto se entera de Ángela querrá quitármela y no se lo pienso permitir, ella es lo que más amo en este mundo.
- Entiendo ese sentimiento. -Jorge le tendió una foto a Niam.- Este es mi hijo, se llama Luis, como mi padre.
- Es precioso, pero no se parece a ti.
Debe ser igual que su madre, ¿no?
- Sí, Lucía era muy hermosa, todos me envidiaron cuando me casé con ella.
Pero el destino no hace más que dar golpes inesperados y murió hace unos años...
- Lo siento... no sabía... que...
- No importa. Yo quería mucho a mi mujer y todavía la echo de menos por las mañanas al levantarme.
Ahora Luis tiene siete años y me pregunta siempre por su mamá y por qué su mamá murió tan joven, no lo entiende.
 Y yo sé que le hace mucha falta una madre, que yo no puedo hacerme cargo de él, no tanto como quisiera.
Sacrifique muchas cosas por este periódico, creo que entre ellas a mi mujer...
- Perdón... no quería hacerte recordarla... no podía saber que ella... que tú... – Niam puso sobre la gran mano de Jorge la suya pequeña.
Él observó a Niam y sintió una descarga de energía sobre su cuerpo.
Sintió que una energía llena de bondad le invadía y supo que era obra de ella, de su Seabhac.
Había oído muchas historias de pequeño sobre el poder curativo de esa pequeña pieza artesanal celta y por un momento él sintió en su interior la fuerza que tenía el Halcón hechizado, la lágrima del sol.
- Niam, ahora vete, por favor.
- Lo lamento mucho... no deseaba hacerte sufrir, Jorge.
-  Tu presencia me estorba en este momento.

Niam abandonó el despacho de Jorge y sintió mucha lástima por él. 

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